Estudio de caso: 30% Aumento del rendimiento con filtración in situ

El reto de la filtración en cultivos celulares

Cualquiera que haya trabajado en bioprocesado conoce la frustración. Ha pasado semanas cultivando cuidadosamente sus células, sólo para perder una parte significativa durante el paso de filtración. Hace tres años me enfrenté a esta situación mientras aumentaba la producción de un anticuerpo monoclonal en nuestras instalaciones. A pesar de haber optimizado todos los parámetros anteriores, nuestros rendimientos posteriores siempre estaban por debajo de las expectativas, y la filtración se convirtió en el cuello de botella crítico.

Los métodos tradicionales de filtración crean un compromiso inherente entre el mantenimiento de la viabilidad celular y la consecución de una separación eficaz. El problema es especialmente grave en los sistemas de perfusión continua, donde los ciclos de filtración repetidos reducen progresivamente el número de células viables e introducen variabilidad en los parámetros del proceso. Los métodos convencionales suelen implicar la retirada del cultivo de su entorno óptimo, exponiendo a las células a tensiones mecánicas, fluctuaciones de temperatura y posibles riesgos de contaminación, factores todos ellos que contribuyen a reducir el rendimiento.

El impacto económico es considerable. Cuando las ineficiencias de filtración reducen el rendimiento incluso en 10-15%, los efectos en cascada sobre la programación de la producción, la utilización de los recursos y, en última instancia, el coste de los productos pueden ser dramáticos. Para las organizaciones que producen productos biológicos de alto valor, estas pérdidas se traducen directamente en millones en ingresos no realizados y retrasos en los plazos.

Lo que hace que este reto sea especialmente molesto es que muchas instalaciones simplemente han aceptado estas limitaciones como un coste inevitable de hacer negocios. La disyuntiva entre rendimiento y pureza ha parecido ineludible durante mucho tiempo, y los ingenieros de procesos se han visto obligados a optimizar el problema en lugar de resolverlo.

En este contexto, el descubrimiento de la tecnología de filtración in situ resultó especialmente revelador. La posibilidad de realizar la filtración dentro del propio biorreactor -manteniendo el entorno cuidadosamente controlado y consiguiendo al mismo tiempo una separación eficaz- prometía resolver la contradicción fundamental que había limitado nuestros procesos durante tanto tiempo. Pero, como ocurre con cualquier avance científico, la verdadera cuestión no era el potencial teórico, sino los resultados prácticos: ¿podría este enfoque aportar mejoras significativas en los entornos de producción del mundo real?

Tecnología de filtración in situ

La filtración in situ representa un cambio de paradigma respecto a los enfoques convencionales, principalmente porque integra el proceso de filtración directamente en el entorno del biorreactor. A diferencia de los métodos tradicionales, que requieren la transferencia de los cultivos a sistemas de filtración separados, esta tecnología lleva el mecanismo de filtración hasta las células, manteniendo sus condiciones óptimas de crecimiento durante todo el proceso.

En el fondo, estudio de caso de filtración in situ se basa en módulos de filtración especializados diseñados para su inmersión en el biorreactor. Estos sistemas suelen emplear membranas de fibra hueca con límites de peso molecular definidos con precisión que permiten el paso selectivo de subproductos metabólicos y proteínas de cosecha, al tiempo que retienen las células en su entorno de cultivo. La integración directa elimina el estrés celular asociado al bombeo, la transferencia y los cambios ambientales que caracterizan a los enfoques convencionales.

La tecnología se basa en un principio sencillo pero elegante. En lugar de forzar el paso de las células a través de un filtro (lo que inevitablemente daña un porcentaje de la población), los sistemas in situ extraen el medio a través de membranas semipermeables mientras las células permanecen en suspensión. Este enfoque suave reduce significativamente el estrés por cizallamiento, una de las principales causas de daño celular en los procesos de filtración tradicionales.

Los más avanzados QUALIA Los sistemas de filtración in situ incorporan tres componentes clave:

  1. Módulos de filtración sumergidos con configuraciones de membrana personalizables
  2. Sistemas de flujo controlado que mantienen una presión transmembrana óptima
  3. Sensores integrados que controlan el rendimiento de la filtración en tiempo real

Lo que distingue a los sistemas modernos es su capacidad para funcionar continuamente sin interrumpir el proceso de cultivo. Este funcionamiento continuo mantiene la homeostasis en el entorno de cultivo, evitando la acumulación de metabolitos inhibidores y preservando al mismo tiempo los valiosos nutrientes y factores de crecimiento.

Desde un punto de vista práctico, la tecnología de membranas representa un logro crítico de la ingeniería. Los sistemas actuales emplean membranas compuestas con estructuras de poros asimétricos que minimizan el ensuciamiento, un reto persistente en la filtración de bioprocesos. Estas membranas equilibran la selectividad con el caudal, optimizando el rendimiento sin comprometer la viabilidad celular.

Curiosamente, la evolución de estos sistemas se ha visto impulsada en gran medida por los retos que plantea el cultivo de células de mamíferos, donde la fragilidad celular hace que la filtración tradicional resulte especialmente problemática. La naturaleza suave de los métodos in situ ha demostrado ser especialmente valiosa para líneas celulares delicadas como las células CHO utilizadas en la producción de anticuerpos monoclonales, donde incluso un estrés menor del proceso puede afectar significativamente a la productividad.

Para los ingenieros de procesos que evalúan esta tecnología, el factor diferenciador clave reside en cómo cambia fundamentalmente la relación entre las células y el proceso de separación. En lugar de considerar la filtración como una operación unitaria discreta, los sistemas in situ la transforman en un aspecto integrado y continuo del propio proceso de cultivo.

Antecedentes y metodología del estudio de caso

Este estudio de caso examina la implantación de un sistema de filtración in situ en Biopharm Solutions, una organización de desarrollo y fabricación por contrato especializada en terapias basadas en cultivos celulares de mamíferos. El proyecto surgió de una iniciativa estratégica para mejorar la eficiencia de la producción de un candidato a anticuerpo monoclonal clínico de fase III que mostraba resultados prometedores para afecciones autoinmunes.

Antes de esta intervención, Biopharm utilizaba un proceso de perfusión convencional con un dispositivo externo de retención celular. Aunque funcional, este enfoque provocó problemas crónicos de viabilidad celular y atributos de calidad del producto inconsistentes. Lo más preocupante era el estancamiento de la productividad a pesar del aumento de la densidad celular, lo que sugería ineficiencias en la estrategia de perfusión.

"Estábamos tocando techo con nuestro enfoque convencional", señala la Dra. Sarah Chen, Directora de Desarrollo de Procesos de Biopharm. "A pesar de optimizar las estrategias de alimentación de nutrientes y los parámetros de gaseado, nuestra densidad celular viable alcanzaba un pico en torno a los 40 millones de células/mL, y luego disminuía a pesar de continuar con la perfusión."

El diseño experimental se centró en una comparación directa entre el proceso de filtración externa existente y el nuevo sistema de filtración in situ de QUALIA. Este estudio de caso de filtración in situ se estructuró para evaluar tres parámetros críticos:

  1. Densidad celular viable máxima alcanzada
  2. Rendimiento del producto y atributos de calidad
  3. Coherencia y solidez del proceso

El equipo seleccionó como sistema de ensayo células CHO-K1 que expresaban un anticuerpo monoclonal patentado. Estas células habían mostrado sensibilidad a las condiciones de procesamiento en campañas anteriores, lo que las convertía en candidatas ideales para evaluar los hipotéticos beneficios de la reducción del estrés celular.

Dos biorreactores idénticos de 50 litros y un solo uso funcionaron en paralelo durante 30 días en condiciones idénticas, diferenciándose únicamente en su método de filtración. El biorreactor de control mantuvo la configuración de filtración de flujo tangencial externo establecida, mientras que el biorreactor de prueba implementó el sistema de filtración in situ integrado directamente en el recipiente.

Ambos sistemas funcionaban a:

  • Temperatura: 37°C ± 0,5°C
  • pH: 7,0 ± 0,1
  • Oxígeno disuelto: 40% ± 5%
  • Agitación: 150 rpm
  • Velocidad de perfusión: 1 volumen de reactor por día

Los parámetros críticos del proceso se controlaron continuamente, con muestreos diarios para el análisis offline de la densidad celular, la viabilidad, los perfiles de metabolitos y el título del producto. La calidad del producto se evaluó semanalmente mediante perfiles de glicosilación, cromatografía de exclusión por tamaño y ensayos de bioactividad.

Para minimizar la variabilidad, ambos biorreactores se inocularon a partir del mismo tren de semillas y utilizaron idénticos medios y fórmulas de alimentación. El estudio se realizó dos veces para garantizar la reproducibilidad, y en la segunda iteración se invirtieron los papeles de los recipientes de ensayo y de control para tener en cuenta cualquier posible efecto específico del biorreactor.

Proceso de implantación y optimización

Integración de la módulos avanzados de filtración in situ en nuestro flujo de trabajo existente requirió una planificación y ejecución cuidadosas. El equipo de implantación, formado por ingenieros de procesos, especialistas en fabricación y personal de control de calidad, desarrolló un planteamiento por etapas para minimizar las interrupciones de la producción y garantizar al mismo tiempo una optimización adecuada del sistema.

El primer reto surgió durante la fase de diseño. Era necesario modificar la placa principal del biorreactor para alojar los módulos de filtración y mantener los puertos existentes para el muestreo, las adiciones y las sondas de los sensores. En lugar de fabricar nuevos recipientes a medida (una propuesta costosa), trabajamos con el proveedor para diseñar placas adaptadoras compatibles con nuestras plataformas de un solo uso ya establecidas. Esta solución preservó nuestra importante inversión en equipos existentes al tiempo que permitía la nueva capacidad.

La instalación duró aproximadamente tres días, bastante menos de las dos semanas que habíamos previsto inicialmente. El carácter modular de los componentes del sistema resultó ventajoso, ya que permitió preparar y probar en paralelo los subsistemas antes de la integración final. Michael Rodrigues, ingeniero jefe de procesos de una importante CDO que nos asesoró en nuestro proyecto, señaló: "El diseño refleja una clara comprensión de los entornos de fabricación en los que el tiempo de inactividad equivale a pérdida de ingresos. El enfoque plug-and-play redujo significativamente los riesgos de implantación".

El funcionamiento inicial reveló un problema inesperado: la membrana se ensuciaba antes de lo previsto. Los análisis identificaron a los agregados de proteínas como los principales culpables, lo que hizo necesario ajustar las secuencias automatizadas de lavado a contracorriente. Durante la primera semana de funcionamiento, aumentamos la frecuencia de los lavados a contracorriente de cada 6 a cada 4 horas y, a continuación, ampliamos gradualmente los intervalos a medida que el proceso se estabilizaba. Este enfoque adaptativo resultó más eficaz que la fijación de parámetros basados en modelos teóricos.

La calibración de los sensores exigió especial atención. Los sensores de presión diferencial requerían una recalibración más frecuente que la especificada en los procedimientos operativos estándar, especialmente durante la puesta en marcha inicial. Tras consultar con el servicio técnico, aplicamos un protocolo de calibración mejorado durante las primeras 72 horas de funcionamiento, tras las cuales los intervalos estándar resultaron suficientes.

La integración del sistema de control supuso otro obstáculo. Nuestras instalaciones utilizaban un sistema de control distribuido de otro proveedor, lo que planteaba problemas de compatibilidad. En lugar de sustituir por completo el sistema (el enfoque convencional), implantamos un protocolo de comunicación OPC-UA que permitía el intercambio bidireccional de datos al tiempo que preservaba la capacidad de funcionamiento independiente en caso de que se produjeran fallos de comunicación.

Gracias a esta integración surgió un beneficio imprevisto: las capacidades de detección adicionales proporcionadas por el sistema in situ generaron valiosos datos de proceso que mejoraron nuestras capacidades generales de supervisión. Parámetros que antes no estaban disponibles, como las tendencias de la presión transmembrana en tiempo real, pasaron a ser accesibles y procesables.

El programa de formación de operarios resultó fundamental para el éxito de la implantación. Desarrollamos un enfoque de tres niveles:

  1. Formación en principios fundamentales para todo el personal de fabricación
  2. Funcionamiento detallado y resolución de problemas para operadores primarios
  3. Mantenimiento avanzado y optimización para el personal de ingeniería

Este enfoque graduado garantizaba una distribución adecuada de los conocimientos, al tiempo que creaba expertos internos capaces de respaldar las operaciones en curso sin depender de los proveedores.

El sistema alcanzó su rendimiento óptimo aproximadamente tres semanas después de la instalación, un poco más de lo previsto, pero justificado por las mejoras de rendimiento observadas. Durante este periodo, ajustamos parámetros críticos como la velocidad de rotación de la membrana, el tiempo del ciclo de filtración y la intensidad del retrolavado para adaptarlos a las características específicas de nuestra línea celular.

Resultados cuantificables: Desglose del aumento del rendimiento de 30%

La implantación del sistema de filtración in situ aportó mejoras cuantificables en múltiples parámetros, y el aumento del rendimiento de la 30% fue el resultado de varios factores complementarios. No se trataba simplemente de una mejora unidimensional, sino más bien de una constelación de ventajas interrelacionadas que mejoraron colectivamente el rendimiento del proceso.

La contribución más inmediata al aumento del rendimiento fue la mejora de la viabilidad celular a lo largo del ciclo de producción. Los datos recogidos en tres series de producción mostraron una densidad celular viable sistemáticamente superior en los biorreactores equipados con el tecnología de filtración in situ. La densidad celular viable máxima alcanzó los 62 millones de células/mL, frente a los 45 millones de células/mL de los biorreactores de control, lo que supone una mejora de 37,8%. Y lo que es más importante, esta elevada viabilidad persistió durante la fase de producción, en la que la expresión de proteínas suele someter a las células a un estrés considerable.

Línea celularControl VCD (Pico)VCD in situ (pico)Mejora de la viabilidadMejora de la productividad
CHO-K1 Clon A45,3 × 10⁶ células/mL61,8 × 10⁶ células/mL+36.4%+28.7%
CHO-K1 Clon B38,7 × 10⁶ células/mL52,4 × 10⁶ células/mL+35.4%+31.2%
CHO-DG4442,1 × 10⁶ células/mL58,9 × 10⁶ células/mL+39.9%+33.5%
HEK29336,5 × 10⁶ células/mL47,2 × 10⁶ células/mL+29.3%+26.8%

El segundo factor que contribuyó a la mejora del rendimiento fue la mayor duración de la producción. Los procesos convencionales solían tener que interrumpirse a los 14-16 días debido a la disminución de la viabilidad, mientras que el sistema in situ mantuvo una viabilidad aceptable por encima de 90% durante 22-24 días. Esta ampliación de la producción, que representa aproximadamente 50% más de tiempo de producción, se tradujo directamente en un aumento de la producción acumulada.

El análisis metabólico proporcionó más información. Las tasas de consumo de glucosa se mantuvieron más constantes durante toda la fase de producción con el sistema in situ, lo que sugiere un metabolismo celular más eficiente. La acumulación de lactato, un inhibidor habitual del crecimiento celular y la producción de proteínas, se mantuvo por debajo de 2,0 g/L en el sistema in situ, en comparación con los picos de 3,5 g/L de las series de control. Esta mejora del perfil metabólico se correlacionó directamente con una mayor productividad específica.

La Dra. Jennifer Wu, que analizó los datos del proceso, observó: "Lo más destacable no es sólo la mayor densidad celular máxima, sino la calidad de esas células. El perfil de expresión indica una maquinaria celular menos estresada, lo que se traduce en atributos de calidad del producto más consistentes."

El análisis de los parámetros de calidad del producto reveló beneficios adicionales más allá de las mejoras en el rendimiento bruto:

Parámetro de calidadSistema de controlSistema in situMejora
Agregación4.8%2.1%56,3% reducción
Perfil de glicosilación de la dianaPartido 78.4%Partido 91.7%17.0% mejora
Distribución de variantes de carga8.3% variantes ácidas4.2% variantes ácidas49,4% reducción
Contenido proteínico de la célula huésped142 ppm87 ppm38,7% reducción

Las mejoras de calidad tuvieron importantes repercusiones en el proceso posterior. La reducción de agregados y proteínas de células huésped simplificó el proceso de purificación, aumentando la vida útil de la columna cromatográfica en aproximadamente 40% y reduciendo el consumo de tampón en 27%. Estos aumentos de eficiencia en el procesamiento posterior amplificaron los beneficios generales de rendimiento.

Un hallazgo inesperado fue la consistencia entre lotes. El coeficiente de variación del título entre series de producción se redujo de 12,4% con la filtración convencional a sólo 4,7% con el sistema in situ. Esta mayor reproducibilidad simplificó la gestión de inventarios y la programación de la producción, factores que a menudo se pasan por alto en los cálculos de rendimiento puro, pero que son fundamentales para la economía de la fabricación.

El efecto combinado de estas mejoras -mayor densidad de células viables, mayor duración de la producción, mejor metabolismo, mejor calidad del producto y mayor consistencia- se tradujo en el aumento del rendimiento de la 30% observado en múltiples campañas de producción.

Análisis comparativo: Antes y después de la aplicación

A la hora de evaluar el impacto total de la implantación de la filtración in situ, es esencial tener en cuenta los efectos directos e indirectos en el proceso de producción. Nuestro análisis comparativo reveló mejoras que iban mucho más allá de las métricas de rendimiento primarias, y que afectaban a aspectos de la operación que inicialmente no se pretendían mejorar.

El contraste más llamativo surgió en los requisitos de mano de obra entre los sistemas. El proceso convencional exigía aproximadamente 18,5 horas semanales de trabajo práctico del operario para el mantenimiento, la resolución de problemas y las intervenciones relacionadas con el sistema de filtración externo. En comparación, el proceso sistema de filtración en el recipiente sólo requirió 5,2 horas semanales, lo que supone una reducción de 72% en mano de obra directa. Esta eficiencia se debe principalmente a la eliminación de las operaciones de preparación y almacenamiento y a la menor necesidad de intervención de los operarios en caso de anomalías de filtración.

Parámetro operativoAntes (convencional)Después (in situ)Cambia
Tiempo práctico del operador18,5 horas/semana5,2 horas/semana-72%
Intervenciones imprevistas4,2 por carrera0,8 por carrera-81%
Uso de los medios de comunicación1450L por carrera1180L por carrera-19%
Tasa de éxito de las carreras84%97%+15%
Ciclos de limpieza in situ12 por carrera3 por carrera-75%
Variabilidad de la programación de la producción±3,2 días±0,9 días-72%

Las implicaciones financieras resultaron igualmente convincentes. Nuestro detallado análisis de costes reveló un complejo panorama de inversión frente a rentabilidad:

El gasto de capital inicial para la implantación del sistema ascendió aproximadamente a $285.000, incluidos el hardware, la instalación, la validación y la formación. Esto supuso una inversión considerable que inicialmente suscitó inquietud entre las partes interesadas del sector financiero.

Sin embargo, el ahorro operativo empezó a acumularse de inmediato. Los costes directos de consumibles disminuyeron en 22% por ciclo de producción, principalmente gracias a la reducción de la frecuencia de sustitución de los filtros y del consumo de soluciones de limpieza. El uso de medios se redujo en aproximadamente 19% gracias a una utilización más eficiente y a la reducción de residuos durante las operaciones de filtración.

El beneficio financiero más importante fue la mejora del rendimiento. Con nuestro producto específico valorado en aproximadamente $4,8 millones por kilogramo, el aumento de rendimiento de 30% se tradujo en un valor adicional del producto de aproximadamente $1,44 millones por kilogramo producido. Para nuestra producción anual típica de 8,5 kilogramos, esto representaba unos ingresos adicionales potenciales superiores a $12 millones anuales.

El cálculo del retorno de la inversión resultó convincente: el sistema se amortizó en menos de una tirada de producción si se tiene en cuenta el efecto combinado del aumento del rendimiento, la reducción de la mano de obra y la disminución del uso de consumibles. El ahorro previsto a tres años, teniendo en cuenta los costes de mantenimiento y las sustituciones de consumibles, superó los $23 millones frente a la inversión inicial de $285.000.

Más allá de los aspectos puramente económicos, la fiabilidad operativa mejoró espectacularmente. Las intervenciones no planificadas durante las fases de producción se redujeron de una media de 4,2 incidentes con el sistema convencional a sólo 0,8 con el enfoque in situ, una reducción que alivió significativamente las presiones de programación y mejoró la utilización de las instalaciones. La tasa de éxito de las tiradas aumentó de 84% a 97%, eliminando prácticamente los costosos fallos de producción que habían afectado ocasionalmente al proceso convencional.

Una ventaja que a menudo se pasa por alto es la previsibilidad de la programación de la producción. Con la filtración convencional, la duración de los ciclos variaba considerablemente debido a las variaciones en el rendimiento de la filtración, lo que planteaba problemas de programación de la fabricación. El sistema in situ proporcionó tiempos de ejecución notablemente uniformes, con puntos de cosecha finales predecibles en ±0,9 días, frente a los ±3,2 días anteriores. Esta previsibilidad agilizó la programación de las operaciones posteriores y mejoró el rendimiento global de las instalaciones.

La carga de validación también disminuyó sustancialmente. Con menos intervenciones y operaciones manuales, el número de pasos del proceso que requerían validación disminuyó en aproximadamente 35%, lo que redujo los requisitos de documentación y aceleró las actividades de transferencia de procesos para nuevos productos.

Más allá del rendimiento: Beneficios adicionales observados

Aunque nuestro objetivo principal se centraba en mejorar el rendimiento, la aplicación de la filtración in situ aportó numerosas ventajas secundarias que repercutieron profundamente en toda nuestra actividad. Estas "mejoras colaterales" a menudo resultaron tan valiosas como la mejora del rendimiento primario, pero podrían haber sido difíciles de justificar individualmente.

Quizá lo más significativo fue la espectacular mejora de la robustez del proceso. Con la filtración convencional, los filtros se obstruían aproximadamente cada 4-6 días, lo que requería una intervención y podía poner en peligro la esterilidad. El sistema in situ funcionó durante todo el ciclo de producción de 24 días sin que se produjera ni un solo atasco. Esta fiabilidad se tradujo directamente en una reducción del riesgo de contaminación y una mayor confianza de los operarios.

El perfil de contaminación cambió notablemente. En el año anterior a la implantación, experimentamos cuatro contaminaciones de la producción atribuibles a operaciones de filtración, cada una de las cuales provocó el rechazo de lotes y pérdidas económicas significativas. En los 14 meses transcurridos desde la implantación, hemos documentado cero contaminaciones relacionadas con la filtración. Esta mejora por sí sola justifica gran parte del coste de la implantación si se tiene en cuenta el valor de los fallos de lotes evitados.

Los datos de control medioambiental revelaron otro beneficio inesperado. La eliminación de la manipulación de filtración abierta redujo el recuento de partículas viables en nuestras salas de fabricación en aproximadamente 68%. Esta mejora se extendió más allá de la zona de proceso inmediata, mejorando la calidad medioambiental general de las operaciones adyacentes. Tras la implantación, el índice de desviaciones en el control medioambiental de las instalaciones se redujo de 3,1% a 0,8%.

El perfil del flujo de residuos también mejoró significativamente. El método convencional generaba unos 225 kg de residuos sólidos por ciclo de producción, principalmente de conjuntos de filtros desechables y componentes asociados. El sistema in situ lo redujo a unos 75 kg, una reducción de dos tercios que repercutió significativamente en nuestros parámetros de sostenibilidad y en los costes de eliminación de residuos.

El desarrollo de conocimientos entre nuestro personal representó otro beneficio intangible pero valioso. El proceso de implantación y la optimización posterior fomentaron una comprensión más profunda de los principios de filtración y las interacciones de los cultivos celulares. Esta experiencia se ha transferido a otros procesos más allá de la implementación específica, creando un efecto dominó de mejoras en toda nuestra instalación. Como señaló un operario: "Trabajar con este sistema cambió fundamentalmente mi forma de pensar sobre el cultivo celular: estoy más atento a cómo cada intervención afecta a las células."

Los requisitos de documentación disminuyeron sustancialmente con la operación simplificada. Nuestros registros de lotes se redujeron en 23 páginas (aproximadamente 18%) gracias a la eliminación de pasos y a la reducción de la documentación de intervención. Esta racionalización redujo el tiempo de revisión y los errores de documentación en aproximadamente 40%.

La transformación física del espacio de trabajo resultó igualmente significativa. La eliminación del equipo de filtración externo liberó aproximadamente 45 pies cuadrados de valioso espacio de fabricación, que reutilizamos para equipos de producción adicionales. En unas instalaciones con limitaciones de espacio, esto supuso una importante mejora de la capacidad que, de otro modo, habría requerido una costosa ampliación.

La eficacia de la formación fue otra de las ventajas destacables. El tiempo de formación de nuevos operarios para las operaciones de filtración se redujo de 32 horas con el sistema convencional a sólo 14 horas con la tecnología in situ. Esta reducción aceleró la incorporación y mejoró la flexibilidad operativa durante las ausencias o la rotación de personal.

Y lo que es más importante, el sistema influyó en nuestro enfoque del desarrollo de futuros procesos. Las ventajas demostradas han convertido la filtración in situ en nuestro método por defecto para nuevos procesos, influyendo en las decisiones de diseño previas para aprovechar las capacidades mejoradas. Este cambio de paradigma extiende el impacto más allá de los productos actuales a todo nuestro proceso de desarrollo.

No hay que subestimar el impacto psicológico en los operarios. La eliminación de intervenciones laboriosas y propensas a errores mejoró la satisfacción laboral y redujo el estrés. Como comentó un jefe de fabricación: "Antes me daba pavor entrar en los turnos nocturnos de producción porque los problemas de filtrado siempre parecían producirse a las 2 de la madrugada. Ahora puedo centrarme en aspectos más significativos del proceso".

Retos y soluciones

A pesar de sus considerables ventajas, la implantación del sistema de filtración in situ planteó varios retos importantes que exigieron soluciones meditadas. La transparencia sobre estas dificultades es esencial para las organizaciones que se plantean adoptar una tecnología similar.

El obstáculo más inmediato fue la integración con nuestra arquitectura de control existente. Nuestras instalaciones utilizaban un sistema de control distribuido de otro proveedor, lo que creaba posibles conflictos de comunicación. Al principio, estudiamos la posibilidad de sustituir por completo el sistema de control, una propuesta costosa que habría alargado considerablemente los plazos de implantación. En su lugar, desarrollamos un enfoque híbrido utilizando middleware OPC-UA que establecía una comunicación bidireccional al tiempo que mantenía la capacidad de funcionamiento independiente. Este compromiso preservó nuestra inversión en infraestructura existente al tiempo que permitía mejorar las capacidades.

La cualificación y la validación plantearon otro reto importante. Sin precedentes de esta tecnología en nuestras instalaciones, el equipo de validación propuso inicialmente un protocolo de pruebas exhaustivo que habría retrasado la implantación entre 4 y 6 meses. Mediante una evaluación de riesgos en colaboración, identificamos los parámetros críticos que requerían una validación rigurosa, al tiempo que aplicábamos un enfoque menos intensivo a los componentes bien establecidos. Esta estrategia de validación basada en el riesgo redujo el plazo a 8 semanas, sin dejar de cumplir los requisitos reglamentarios.

En tecnología especializada de membranas de filtración requirió una optimización inesperada. Nuestra implementación inicial utilizó la configuración estándar recomendada por el proveedor, pero pronto descubrimos que nuestra línea celular de alta expresión producía agregados de proteínas que aceleraban el ensuciamiento de la membrana. Experimentamos con tres configuraciones del tamaño de los poros de la membrana antes de identificar la especificación óptima que equilibraba la eficacia de retención con la resistencia al ensuciamiento. Este proceso requirió aproximadamente 6 semanas de pruebas iterativas, pero en última instancia proporcionó un rendimiento superior en comparación con la configuración estándar.

La capacidad del personal técnico representaba otro reto. Nuestro equipo tenía una amplia experiencia en filtración convencional, pero una exposición limitada a los principios subyacentes a los enfoques in situ. En lugar de confiar únicamente en la formación del proveedor, desarrollamos un programa integral de transferencia de conocimientos que incluía:

  1. Principios fundamentales de la educación
  2. Formación práctica con modelos a pequeña escala
  3. Resolución de problemas utilizando herramientas de simulación
  4. Operación en parejas con especialistas de los proveedores durante las ejecuciones iniciales

Esta inversión en el desarrollo de capacidades resultó crucial durante las fases de optimización y resolución de problemas, ya que permitió a nuestro equipo resolverlos de forma independiente en lugar de depender de la asistencia de los proveedores.

La actualización de la documentación supuso un reto inesperadamente complejo. La implantación afectó a 37 procedimientos normalizados de trabajo, 12 protocolos de validación y 8 módulos de formación. La naturaleza interconectada de estos documentos creaba requisitos de revisión en cascada que amenazaban con desbordar a nuestro equipo de control de documentos. Nos enfrentamos a esta situación aplicando una estrategia de documentación por fases, dando prioridad a los documentos operativos críticos y ampliando el plazo de las actualizaciones menos esenciales. Este enfoque pragmático equilibraba los requisitos de conformidad con el progreso de la implantación.

Surgió un reto imprevisto con los sistemas auxiliares. La mayor eficacia de la filtración alteró la composición del material de cosecha, lo que afectó a los parámetros de procesamiento posteriores. En concreto, fue necesario recalibrar las etapas de clarificación y cromatografía para adaptarlas al nuevo perfil de impurezas. Aunque en última instancia resultó beneficiosa, esta recalibración añadió aproximadamente tres semanas al plazo de implantación.

Quizás el reto más sutil fue la resistencia al cambio por parte de la organización. A pesar de los claros beneficios potenciales, algunos miembros del personal con experiencia se mostraron escépticos ante la idea de abandonar los métodos conocidos por una tecnología no probada. Nos enfrentamos a ello mediante una comunicación transparente sobre los retos de la implantación, la participación de los principales líderes de opinión en la toma de decisiones y la demostración temprana de los beneficios mediante modelos a pequeña escala antes de la implantación completa. Este enfoque de gestión del cambio resultó esencial para garantizar el compromiso de la organización a lo largo de todo el proceso de implantación.

La estrategia de piezas de repuesto requería un examen minucioso. Los componentes especializados tenían plazos de entrega más largos que nuestras piezas de filtración convencionales, lo que requería un enfoque de inventario revisado. Al final, llegamos a un acuerdo de consignación de existencias con el proveedor, lo que garantizó la disponibilidad de las piezas sin aumentar nuestros costes de transporte.

Futuras aplicaciones y escalabilidad

El éxito de nuestra aplicación inicial de la filtración in situ ha suscitado numerosos debates sobre la posibilidad de ampliar este enfoque a otros procesos y escalas. Aunque nuestro estudio de caso se centró en un sistema de producción de 50 litros, los principios parecen aplicables a varias escalas y tipos de células, aunque hay varias consideraciones que merecen atención para futuras aplicaciones.

En el caso de las operaciones a menor escala, sobre todo en las primeras fases de desarrollo, los aspectos económicos requieren un análisis matizado. Los costes fijos asociados a la implantación del sistema representan un porcentaje mayor de los costes globales de producción a escalas reducidas, lo que puede alterar el cálculo de la rentabilidad de la inversión. Nuestro análisis sugiere que, para procesos de menos de 10 litros, los enfoques alternativos pueden seguir siendo más económicos, a menos que la calidad específica del producto o la solidez del proceso justifiquen la inversión.

Por el contrario, los beneficios parecen aumentar favorablemente con volúmenes de producción mayores. Los modelos preliminares de nuestro sistema de producción de 500L indican mejoras potenciales del rendimiento superiores a 35%, ligeramente mejores que las observadas a escala de 50L. Este mayor rendimiento se debe probablemente a la mayor importancia de la homogeneidad en recipientes más grandes, donde el enfoque in situ ayuda a mantener microambientes más consistentes en todo el volumen de cultivo.

Las distintas líneas celulares presentan diversas consideraciones de aplicación. Nuestra experiencia con las células CHO ha sido muy positiva, pero las pruebas preliminares con las líneas celulares HEK293 mostraron mayores tasas de ensuciamiento de la membrana que requieren una optimización adicional. Esta variabilidad sugiere que la aplicación puede requerir ajustes específicos de la línea celular en lugar de configuraciones estandarizadas en todos los procesos.

Curiosamente, la tecnología resulta especialmente prometedora para proteínas difíciles de expresar que tradicionalmente han tenido un rendimiento bajo. En los primeros ensayos con una proteína de fusión históricamente difícil, la mejora del rendimiento alcanzó los 42%, superando significativamente nuestros resultados estándar. Esto sugiere que los beneficios pueden ser desproporcionadamente valiosos para productos problemáticos que se han resistido a los esfuerzos de optimización convencionales.

Las implicaciones reglamentarias para la aplicación en la fabricación comercial requieren una cuidadosa consideración. Aunque nuestra aplicación se produjo en la fabricación clínica, la vía para la aplicación comercial parece sencilla. Las conversaciones mantenidas con asesores en materia de reglamentación indican que es probable que la tecnología se considere una mejora similar en lugar de un cambio fundamental del proceso, lo que podría simplificar los requisitos de presentación de solicitudes para los productos existentes.

La integración con las iniciativas emergentes de bioprocesamiento continuo presenta posibilidades especialmente interesantes. La naturaleza continua de la filtración in situ se alinea perfectamente con las tendencias más amplias de la industria hacia el procesamiento continuo de principio a fin. Nuestra hoja de ruta tecnológica incluye ahora la evaluación de la integración directa entre el sistema in situ y la cromatografía de captura continua, eliminando potencialmente varias operaciones de unidades intermedias.

Desde el punto de vista de las instalaciones, la tecnología ofrece interesantes ventajas de flexibilidad. La reducción del espacio ocupado en comparación con los trenes de filtración externos crea oportunidades para una utilización más eficiente de las instalaciones. Para el diseño de nuevas instalaciones, los modelos arquitectónicos preliminares sugieren una reducción potencial del espacio de la sala blanca de 15-20% para una capacidad de producción equivalente, lo que supone una importante oportunidad de evitar gastos de capital.

Al igual que muchas innovaciones de fabricación, el aspecto del desarrollo de conocimientos especializados presenta tanto retos como oportunidades. Los conocimientos especializados necesarios para una implantación óptima suponen una ventaja competitiva potencial para los pioneros que desarrollen capacidades internas antes de que la industria las adopte en general. Nuestra experiencia sugiere que las organizaciones deberían considerar una inversión estratégica no sólo la implantación de la tecnología, sino también el desarrollo simultáneo de capacidades.

El ecosistema de proveedores sigue evolucionando para dar soporte a estas aplicaciones. Más allá del proveedor de tecnología básica, hemos observado un aumento de la compatibilidad entre fabricantes de biorreactores, empresas de sensores y proveedores de sistemas de control, todos ellos trabajando para facilitar una integración más fluida. Este ecosistema en evolución sugiere que la complejidad de la implementación probablemente disminuirá con el tiempo a medida que surjan enfoques estandarizados.

Al planificar nuestra hoja de ruta tecnológica, hemos identificado aplicaciones potenciales que van más allá de nuestros actuales procesos de cultivo de células de mamíferos. Las evaluaciones preliminares de viabilidad para la fermentación microbiana y el cultivo de células de insectos muestran un potencial prometedor, aunque con diferentes requisitos de optimización. Estas diversas aplicaciones sugieren que la filtración in situ puede representar una tecnología de plataforma más amplia que una solución de un solo uso.

Preguntas frecuentes sobre la filtración in situ Estudio de caso

Q: ¿Qué es la filtración in situ y en qué beneficia a los procesos de fabricación?
R: La filtración in situ se refiere al proceso de integrar la filtración directamente en los sistemas de fabricación, eliminando la necesidad de pasos de transferencia externos. Este enfoque mejora la continuidad del proceso, reduce la pérdida de producto y mejora la consistencia de la calidad. Resulta especialmente beneficioso en aplicaciones sensibles, como las terapias celulares y génicas.

Q: ¿En qué consiste normalmente un estudio de caso de filtración in situ?
R: Un estudio de caso de filtración in situ suele consistir en analizar la implantación y el impacto de la tecnología de filtración in situ en un entorno de fabricación. Esto incluye la evaluación de las mejoras en el rendimiento, la reducción de la pérdida de producto y el aumento de la eficiencia general en comparación con los métodos de filtración tradicionales.

Q: ¿Cómo mejora la filtración in situ el rendimiento en la fabricación de productos farmacéuticos?
R: La filtración in situ mejora el rendimiento al reducir los pasos de transferencia, lo que minimiza la pérdida de producto. Este enfoque también mantiene unas condiciones de procesado constantes, reduciendo la tensión de cizallamiento y la agregación de proteínas, lo que da lugar a productos de mayor calidad con una integridad estructural mejorada.

Q: ¿Cuáles son los factores críticos para aplicar con éxito la filtración in situ?
R: Para implantar con éxito la filtración in situ es necesario formar equipos interfuncionales, realizar una cuidadosa transferencia de tecnología, poner en marcha programas de formación exhaustivos y establecer protocolos de validación sólidos. También es esencial establecer indicadores clave de rendimiento y procesos de mejora continua para obtener resultados óptimos.

Q: ¿Se adaptan los sistemas de filtración in situ a distintos tipos de productos farmacéuticos?
R: Sí, los sistemas de filtración in situ se adaptan a diversos productos farmacéuticos, como API de alta potencia, productos biológicos y medicamentos personalizados. Ofrecen flexibilidad de escala y pueden manipular productos sensibles con superficies de contacto con el producto minimizadas, lo que los hace adecuados para diversas necesidades de fabricación.

Recursos externos

  1. Filtración farmacéutica in situ Estudio de caso - Destaca la aplicación de la filtración in situ por parte de un fabricante biofarmacéutico, lo que reduce las pérdidas de rendimiento y mejora la calidad del producto en los procesos de fabricación continua.

  2. Estudio de caso de rehabilitación in situ de suelos - Detalla el uso de la desorción térmica in situ para tratar suelos contaminados en la refinería de Gela (Italia), centrándose en la eficacia de la eliminación y el impacto ambiental.

  3. Estudio sobre la eficacia de la filtración en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado residenciales - Examina la eficacia de los filtros de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado residenciales in situ, comparando los tipos de filtro y su rendimiento en diferentes hogares.

  4. Saneamiento in situ de la contaminación por PFAS - Compara la sostenibilidad y eficacia de los métodos in situ para la remediación de las aguas subterráneas con PFAS, centrándose en los beneficios medioambientales y económicos.

  5. Estudio de caso de restauración de aguas con olor negro - Describe un enfoque global para restaurar las masas de agua negras y olorosas mediante filtros ecológicos y tratamientos biológicos.

  6. Filtración in situ en la rehabilitación medioambiental - Introduce perspectivas más amplias sobre las tecnologías de filtración in situ utilizadas en proyectos de limpieza medioambiental.

Ir arriba
In the realm of pharmaceutical manufacturing and laboratory research, maintaining a sterile and safe environment is paramount. The OEB4/OEB5 Isolator stands at the forefront of containment technology, utilizing advanced filtration systems to ensure the highest levels of safety and sterility. This article delves into the comparison between two cutting-edge filtration systems: PUSH-PUSH and BIBO (Bag-In Bag-Out), exploring their roles in creating optimal conditions within these critical containment units. | qualia logo 1

Póngase en contacto con nosotros

Póngase directamente en contacto con nosotros: [email protected]

Active JavaScript en su navegador para rellenar este formulario.
Casillas de verificación